Como se desarrolla una perla: Un discurso para las musulmanas
von Muhammad Alshareef
Cuando las noticias del ejército cristiano que se había preparado en el horizonte para erradicar el Islam lo alcanzo, Abú Qudamah Ash-Shami se movió rápidamente al Mimbar de la Mezquita. En un discurso emocional y de gran alcance, Abú Qudamah encendió el deseo de la comunidad para defender su tierra, Jihad (Lucha) por Alá. Cuando él dejó la Mezquita, caminando hacia abajo por un callejón oscuro y aislado, una mujer lo paró y le dijo, “¡La paz sea contigo y la misericordia de Alá!” Abú Qudamah se detuvo y no contestó. Ella repitió su paz otra vez, añadiendo, "Esto no es cómo la gente piadosa debe actuar." Ella salió de las sombras hacia adelante. "En la Mezquita le oí a usted animando a los creyentes para que vayan a realizar el Jihad y todo lo que tengo es esto.” Ella le dió dos trenzas largas. "Pueden ser utilizadas para una rienda del caballo. Quizás Alá pueda escribirme como uno de los que fueron para Jihad."
Al día siguiente cuando esa aldea musulmana se preparaba para enfrentar al ejército de la cruzada, un muchacho joven corrió entre la muchedumbre hasta pararse frente las pesuñas del caballo de Abú Qudamah, "Pido en el nombre de Alá que me permita unirme al ejercito." Algunos de los combatientes más viejos se rieron del muchacho. "Los caballos te pisotearán," dijeron. Pero Abú Qudamah miró dentro de sus ojos cuando él pregunto otra vez, "En el nombre de Alá, déjeme unirme al ejercito." Entonces Abú Qudamah dijo, "Con una condición, que si te matan, tú me llevaras a Jenna (al Paraíso), entre aquellos que se les permite interceder. Entonces el muchacho sonrió y dijo. "Es una promesa.”
Cuando los dos ejércitos se reunieron en una intensa lucha, el muchacho joven que estaba en la parte posterior del caballo de Abú Qudamah dijo, "Pido por Alá que usted me dé 3 flechas." “¡Los perderás!” El muchacho repitió, "Pido por Alá que me las dé." Abú Qudamah le dio las flechas y el muchacho las tomó y apuntó. “¡En el nombre de Alá!” La flecha voló y mató a un romano. “¡En el nombre de Alá!” La segunda flecha voló y mató a un segundo romano. “¡En el nombre de Alá!” La tercera flecha voló, y mato a un tercer romano. Una flecha entonces entro en el pecho del muchacho botándolo del caballo. Abú Qudamah saltó a su lado, y en sus últimos suspiros le recordó al muchacho, “¡No te olvides de tu promesa!" El muchacho metió la mano en su bolsillo, y extrajo una bolsa y le dijo, "Por favor devuélvale esto a mi madre.” “¿Quién es tu madre?” preguntó Abú Qudamah. “La mujer que le dio las trenzas ayer.”
Piensen en esta musulmana. Cómo alcanzó ella este nivel de Taqwa (Piedad) donde ella sacrificaría su pelo cuando otras mujeres hoy en día hacen igual y morirían, siempre y cuando su hijo permanezca en casa. De hecho, ella pasó su vida obedeciendo a Alá, y cuando vino el tiempo de la prueba, ella la pasó. No sólo pasó para ella sino también para sus hijos quienes brillaron con la misma belleza de la fe, niños que ella misma crió.
Muy a menudo, y quizás en nuestra época cuando nos hemos olvidado mucho del Sunnah (Las tradiciones del Profeta), todas las conferencias y todos los discursos se dirigen a los hombres musulmanes. Nos olvidamos que el Hady (dirección y manera) del Profeta de Alá, la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, era que él asignaría un día específico de la semana para enseñarles a las mujeres. Las mujeres vendrían hasta él en peregrinación, en la calle, incluso en su hogar y harían preguntas acerca de la religión. Durante la plegaria de Eid, después de dirigirse a los hombres, él tomaría a Bilal e iría a la sección de las mujeres para dirigirse a ellas. Alá reveló un capítulo entero por el nombre de Surah An-Nisa o el Capítulo de las mujeres. Y otro en nombre de María. Y un tercero por el nombre de Al Mujadilah, la mujer que discute o el Capítulo de la discusión. El discurso de hoy consiste en despertar de nuevo esta tradición de dirigirnos a las mujeres creyentes, Al-Múminat.
Querida Hermana, Querida Madre, Querida Hija. Cada uno está buscando la felicidad y la diversión, y estoy seguro que ustedes no están excluidas. Sin embargo, ¿Dónde está esa felicidad y esa diversión? ¿Y dónde y cuándo quieren esa felicidad? ¿Desean felicidad, desean tener diversión en esta vida en ves de en la Próxima Vida? ¿O será en el Más Allá, cuando conozcan a Alá que quieren ser felices?
Donde quiera que vayan encontraran un enjambre de gente y medios y cultura jurándoles que la felicidad es la felicidad del Dunya (de esta vida). ¿Pero será realmente ésta la felicidad? En el Día del Reembolso, Alá tomará el incrédulo más feliz de este mundo y lo sumergirá en el Fuego del Infierno. Entonces Él le preguntará, “Has visto la felicidad? El incrédulo dirá, “¡Nunca!”
No, la felicidad es únicamente la felicidad del Más Allá, sin importar lo que sucede en esta vida. Alá traerá en el Día del Reembolso, el ser humano más probado y lo sumergirá en Jenna, El Paraíso. Entonces Él le preguntará, “¿Has visto tristezas?” Y esa persona dirá, “¡Nunca!”
Y no piensen que esta felicidad y diversión son exclusivas al Más Allá. Son conectadas a esta vida también. Escuchan y entiendan las palabras de Alá:
A quien hay obrado con rectitud sea varón o hembra, siendo creyente, le haremos vivir una buena vida y le daremos la recompensa que le corresponda por lo mejor que haya hecho. – Capítulo de la Abeja, 16:97
Querida Hermana, tienes que entender que tú o cualquier persona puede entrar al Infierno. Por Alá, nosotros no somos mejores que Fátima la hija del Profeta de Alá, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, Él le dijo, “O Fátima, hija de Muhammad, pregúntame por lo que quieras de mis riquezas, porque no te serviré para nada en frente de Alá." Significa que no importa si tú eres mi hija. Si tú no trabajas para obtener el Paraíso, diciéndole a Alá que mi padre es fulano no te ayudará.
El Islam esta lleno de muchas creyentes que han mostrado su Taqwa a Alá. Cuando las otras muchachas enganchan en sus habitaciones los carteles de cantantes kafir (incrédulos), atletas kafir, actrices kafir, ustedes deberían poner carteles de Fátima y de otras buenas musulmanas en sus corazones.
Asiyah, la esposa del Faraón. Su fe en Alá prosperó bajo la sombra de alguien que decía, “¡Yo soy tu Señor, el Más Alto!” Cuando las noticias alcanzaron a Faraón de la fe de su esposa, él la golpeo y ordenó a sus guardias que la golpearan repetidamente. La llevaron afuera en le intensa calor del mediodía, le ataron las manos y los pies y la golpearon perpetuamente. ¿A quién se dirigió ella? ¡Ella se dirigió hacia Alá! Ella rogó, "Señor mió, construye una casa para mí en el Paraíso y sálvame del Faraón y de sus obras y de su gente injusta.”
Fue narrado que cuando ella dijo esto, el cielo se abrió para ella y ella vio su hogar en el Paraíso. Ella sonrió. Los guardias miraron asombrados, ¿la estamos torturando y ella sonríe? El Faraón, frustrado, ordenó traer una roca para se la tiraran encima a Asiyah, y así aplastarla y matarla. Pero Alá le tomó su alma antes de que la roca fuera traída y ella se transformó en un ejemplo para todos los creyentes, hombres y mujeres, hasta el fin del tiempo:
Y Alá les pone un ejemplo a los que creen: La esposa de Faraón cuando dijo, "Señor mió, haz para mi una casa junto a Ti, en el Jardín, y sálvame del faraón y de sus actos y sálvame de la gente injusta.” - Tahreem o Capítulo de la Prohibición, 66:11.
Cuando hablamos de la lucha y de Shuhada, los mártires, ¿Saben quien fue el primer musulmán que murió en el Sendero de Alá? Fue Sumayah, la madre de Ammar. Cuando Abu Jahl oyó hablar de su Islam y su marido Yasir y su hijo Ammar, él los azotó a todos y los golpeó. Tanto así que el Profeta de Alá pasaba cerca de ellos mientras pasaban por esta prueba y les decía, “¡Sean pacientes, O Jenna!"
Mientras Abú Jahl golpeaba a Sumayah un día, ella se negó a rechazar su fe, algo que enfureció a Abu Jahl. Él tomó una lanza mientras ella estaba tirada en la arena caliente, mirando hacia el cielo, y él la atravesó con la lanza por la mitad de su cuerpo. Ella fue la primera de su familia y de la comunidad entera que conoció a Alá como mártir.
Querida hermana, nuestros ejemplares vienen del Quran. Usted pudo haber escuchado la historia del niño y el rey. Cuando la aldea entera llegó a ser musulmana por la muerte de ese joven, el rey pidió que un fuego enorme fuera encendido y que todo aquel que no rechazara su religión fuera quemado vivo. Una mujer piadosa, estuvo parada con su bebe sobre el fuego. Ella miró a su bebé, y viendo la debilidad e inocencia de su niño, ella considero dar la vuelta. El bebé le dijo, "¿Que esperas madre? ¡Sigue adelante porque tú estas en la verdad! Ella asintió con su cabeza. Entonces, con su bebé en brazos, fue empujada a su muerte.
“Y sólo se vengaron de ellos por creer en Alá, el Poderoso, el Digno de alabanza. Aquel a Quien pertenece el dominio de los cielos y de la tierra. Y Alá es Testigo de todas las cosas.” Capítulo de las constelaciones o Al Buruj, 85:8-9
Y querida hermana, tus ejemplares vienen a ti de hoy. Como su hijo nos dice, una mujer mayor musulmana en una tierra musulmana decidió que toda la vanidad que normalmente se manifiesta en las reuniones de mujeres no era para ella. Ella miró hacia Salah, la plegaria, rezando en las noches, y en su vejez, se encontró llamando a su hijo una noche desde su cuarto de rezo. Él hijo de ella nos dice, “¡Entré y ella estaba en postración diciendo que estaba paralizada!” Su hijo la llevó al doctor y ella comenzó un ciclo de rehabilitación, pero había poca esperanza. Entonces ella le ordenó a su hijo que la llevara a su casa, a su cuarto de rezo, de regreso a esa postración. Mientras ella le rezaba a Alá en su postración, la noche llego cuando ella llamó a su hijo. "Astawdiukallaah alladhee laa yadee’u wa daa’i’uh.- Te dejo en la confianza de Alá, y cuando algo se deja en la confianza de Alá, nunca se pierde." Ella murió en su postración. Sus músculos se congelaron en esa posición y su cuerpo tuvo que ser lavado mientras estaba postrada. Se rezo Janazah (el rezo fúnebre) por ella mientras su cuerpo estaba en postración. La llevaron al cementerio mientras su cuerpo estaba en postración. Fue enterrada mientras estaba en postración. Y el profeta dijo que todos nosotros resucitaremos como nos encontrábamos, ella resucitará en el Día del juicio postrada a Alá- Jalla Jaaluhu wa taqaddasat asmaa’uhu – porque así fue que ella vivió y murió.
Parte II
Hay muchas otras historias que nosotros sabemos acerca del poder de las madres creyentes, esposas y hermanas y muchas, muchas más de quienes Alá sólo sabe. Siempre que hay un discurso o alguna reunión las mujeres musulmanas exceden en número a los hombres. En la Universidad Americana Abierta (American Open University), la mayoría inmensa de estudiantes son mujeres musulmanas. Vayan a una conferencias de profesores/escuelas islámicos, acudan a un discurso y verán la desproporción de hermanas a hermanos. A veces es triste ver a todos estos hermanos careciendo de la motivación que muchas musulmanas tienen. Pero si hay una muestra hermosa en todo esto, es que con la voluntad de Alá, esas hermanas van a levantar un ejército de hombres y de mujeres creyentes en la futura generación. ¡Y Alá es El Más Grande!
Cuando Imam Ahmad aún era joven, su padre murió. Él les decía a sus estudiantes del trabajo que su madre pasó para criarlo, y él rezaba por ella. En las noches frías de Bagdad, ella despertaba mucho antes que él para calentar el agua para que su hijo, Ahmad, se lavara para el rezo de la madrugada. Luego ella lo envolvía en mantas, ella misma cubierta en su vestido, y lo guiaba a través de la oscuridad, por los fríos callejones para llegar a la mezquita principal, mucho antes de que empezara el rezo de modo que su hijo pudiera conseguir un buen asiento en la clase. Su hijo Ahmad, en esa edad en el grado 2 o 3, se sentaría todo el día estudiando Corán y el Sunna (las tradiciones del Profeta), y ella lo esperaba para así poder llevarlo a su hogar con seguridad. A la edad de 16, ella preparó dinero y alimento para él y le dijo, "Viaja para buscar el conocimiento...” Él se fue rumbo a Meca y Medina y muchos otros lugares y conoció a muchos grandes eruditos. Ella crió a Ahmad para ser uno de los cuatro grandes Imams en el Islam.
Estimadas Hermanas, después de todo esto, pregúntale a un no-musulmán que es lo que él quiere de ti. ¿Quisiera liberarte? ¿Liberarte de qué? ¿De Alá y de su Mensajero? ¿Del Corán y del Sunna? ¿Del Paraíso? ¿De este estilo de vida que Alá eligió para ti?
¿Y qué te dará él a cambio? ¿La felicidad? Por Alá, él no posee ninguna felicidad para dar. ¿Te dará amor y protección contra el castigo en el sepulcro y contra los porteros del Infierno y contra la muerte? ¿Por qué será que quieren liberar a mujeres jóvenes y hermosas? ¿Por qué no liberan a las ancianas? ¿Por qué no liberan a los indígenas? ¿Por qué no liberan a los reclusos? ¿Por qué será que el público a cual apuntan es al de las mujeres jóvenes, delgadas, y altas (su definición de la belleza), entre la edad de 13 - 28? ¿Y por qué será su primera llamada que te saques el velo?
Recuerda a ese amigo, si eso es lo que lo consideras, cuidadosamente, porque, sin ninguna duda, por Alá, él será tu enemigo más amargo en el Día del Reembolso:
“Ese día los amigos serán enemigos unos de otros, pero no así los que tengan temor (de Alá)” – Capítulo de Los Dorados, Zukhruf, 43:67
Una mujer incrédula resumió exactamente lo qué piensan de las mujeres, "¡No se trata de quien eres, sino de la ropa que te pongas y de cómo te veas!"Y escuchen a Fabián, una modelo francesa (¿modelo de qué?), cómo ella escupe sobre la industria de la moda, "Las casas de moda me convirtieron en un maniquí, un ídolo de madera. La misión: para manipular corazones y alterar mentes. Aprendí cómo ser inútil, nada en el interior, fría. Vivimos en un mundo de inmundicia, en todo el sentido de la palabra.”
Cuando el Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, se paró en el llano de Arafat y dio su discurso de despedida, le dijo a la comunidad musulmana, “¡Traten a las mujeres amablemente!" La historia revela que en ese mismo año en Europa, mientras el Islam decía esto, el clero cristiano discutía sobre si las mujeres eran o no seres humanos o animales. Esos clérigos son los antepasados de los incrédulos que ahora quieren liberarte.
Hay mucho más que se puede decir. Concluiré con el consejo del Mensajero de Alá, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, a cada madre musulmana, hija, y esposa: "Si las mujeres rezan sus cinco oraciones, ayunan su mes de Ramadan, se protegen de cometer Zina (mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio), y escucha su marido, será dicho a ella, ‘Por cualquier puerta que desees, ¡Entra al Paraíso!" Hermana, allí es donde tú quieres estar.
“¡Vosotros que creéis! Responded a Alá y al Mensajero cuando os llamen a lo que os da vida, y sabed que Alá esta en medio del hombre y su corazón y que seréis reunidos para volver a Él.” – Capítulo de los Botines de Guerra, Al Anfal, 8:24
Alá y Su Mensajero te están llamando a la vida. Querida hermana, ¡Contesta!