El llamado de Abraham
von Muhammad Alshareef
Cuando Abraham (que la paz sea sobre él) terminó la estructura del Kaba, Alá, Glorificado sea el Altísimo, le ordeno que llamara a la gente al Hajj (a la peregrinación). Abraham, que la paz sea sobre él, suplicó, “¡O Alá! ¿Cómo será que mi voz podrá ser escuchada por toda la gente?” Alá, Glorificado sea el Altísimo, le dijo que su deber era sólo hacer el llamado y Alá únicamente podría hacerlo llegar a la gente.
Abraham, que la paz sea sobre él, entonces subió la Montaña de Arafat y llamó con su voz más alta, “¡O gente! Ciertamente Alá les ha prescrito el Hajj, así que llévenlo acabo.”
Alá, Glorificado sea el Altísimo, reveló en el Corán: “Y llama a la gente a la Peregrinación, que vengan a ti a pie o sobre cualquier montura, que vengan desde cualquier remoto camino.” (Capítulo de La Peregrinación, 22:26).
Hasta el día de hoy, millones por millones de musulmanes continúan a responder al llamado del Profeta Abraham, que la paz sea sobre él. Quizás este año usted sea entre aquellos quienes responden al llamado.
‘Amr ibn Al-‘Aas narra, “Cuando el Islam entro a mi corazón, yo fui al Mensajero de Alá y le dije, ‘Dame tu mano para que pueda jurarte mi lealtad.’ El Profeta extendió su mano, pero yo retiré la mía. Él dijo, ‘Que sucede, ‘Amr?’ Yo dije, ‘Quiero poner una condición.’ ‘¿Y qué será? dijo él. Yo dije, ‘Que Alá me perdonará.’ Entonces el Mensajero de Alá dijo, ‘¿No sabias que el Islam elimina todo lo que vino anteriormente, y que la Hijra (la migración por el bien de Alá) elimina todo lo que vino anteriormente, y que el Hajj elimina todo lo que vino anteriormente?” (Sajih Muslim).
Hajj es el quinto pilar del Islam. Alá, Glorificado sea el Altísimo, lo ha hecho obligatorio sobre todo musulmán o musulmana capaz de llevarlo acabo, por lo menos una vez en su vida. Alá reveló: “Los hombres tienen la obligación con Alá de peregrinar a la Casa, si encuentran medio de hacerlo, Y quien se niegue… Ciertamente Alá es Rico con respecto a todas las criaturas.” (Capítulo de la Familia de Imrán, 3:97 ).
Realización del Hajj borra todos los pecados. Abú Huraira narra: Yo escuche al Profeta decir, “Quien realice el Hajj y no comete ninguna Rafath (obscenidad) o Fusuq (transgresión), vuelve (libre de pecado) como el día que su madre le dio a luz” (Sajih Bukhari).
Hajj es una de las mejores acciones que uno puede lograr durante su vida. Abú Huraira narra: Le preguntaron al Profeta, “¿Qué obra es la mejor?” Él dijo, “Iman (fe) en Alá y en Su Mensajero.” “Y después qué?” “Jihad (luchar) por el bien de Alá.” “Y después qué?” “Hajj Mabrur, un Hajj aceptado por Alá, Glorificado sea el Altísimo.”
Abú Sha’thaa’ dijo, “Yo contemple las buenas obras que una persona hace. Descubrí que as-salaat (la plegaria) como el ayuno son jihad (una lucha) para el cuerpo. Y que la sadaqa (la caridad) es un jihad de la fortuna de alguien. Pero Hajj es un jihad de ambos, del cuerpo y de la fortuna.”
Hajj es el jihad más notable. Aisha, que Alá este contento con ella, le preguntó al Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, “Nosotros consideramos el jihad como la mejor de las obras, entonces ¿no deberíamos nosotras (las mujeres) hacer jihad?” El Profeta contestó, “¡Pero el mejor jihad es un Hajj Mabrur! Aisha luego dijo, “Nunca dejaré de hacer el Hajj después de escuchar eso del Mensajero de Alá.” (Coincidido)
La súplica del que se encuentre en Hajj será aceptado. El Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, dijo, “El soldado en el sendero de Alá y el que realice el Hajj y el que lleve acabo el ‘Umra (el peregrinaje menor), ¡todos son la delegación de Alá! Él los llamó y ellos contestaron. ¡Y le pidieron, y Él les concederá (lo que pidan)!” (Autentico, narrado por Ibn Majah y Ibn Hibban).
En los libros de historia islámica fue narrado que en el día de Arafat, un hombre de Turkmenistán se puso de pie en los planos de Arafat durante el Hajj. A su izquierda todo lo que podía ver eran musulmanes llorando y rezándole a Alá, Glorificado sea el Altísimo. A su derecha todo lo que podía ver eran musulmanes llorando y rezándole a Alá, Glorificado sea el Altísimo. Por su lengua nativa, no podía imitar las largas oraciones de los demás. Al darse cuenta, todo se desenfocó al frente de él. Su cara enrojeció, sus ojos comenzaron a derramar lágrimas mientras alzó sus manos diciendo, “¡O Alá! ¡Concédeme todo lo que te están pidiendo!” Y Alá, Glorificado sea el Altísimo, aceptó su súplica.
No hay ningún día en que salga el sol más querido por Alá, Glorificado sea el Altísimo, que el Día de Arafat. El Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, dijo, “No hay otro día en cual Alá liberé más de sus siervos del Infierno que en el Día de Arafat, y Él ciertamente se acerca y presume sobre ellos a los ángeles, diciendo: “¿Qué es lo que buscan?” (Sajih Muslim). Y en otro hadith: “Ciertamente, Alá presume sobre la gente de Arafat ante la gente del Cielo (los ángeles) diciendo: ‘Miren a mis siervos quienes han llegado a mí desaliñados y polvorientos.’”
Abdulá ibn Al-Mubarak narra: Yo fui a Sufián ibn Al-Uyayna cuando el Día de Arafat llegaba a su fin. Él estaba sentado sobre sus rodillas, sus manos alzadas hacia los Cielos, y lágrimas mojaban sus mejillas y barba. El volteó a verme, así que le pregunté, “¿Entre las personas que se han reunido aquí para el Hajj, quien está en el peor estado?” Sufián ibn Al-Uyayna dijo, “Aquel quien crea que Alá no lo perdonará.”
Aisha, que Alá este contento con ella, veía al Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, parado en oración por la noche, tanto que sus pies se rajaban. Ella le preguntaba, “¿Por qué haces esto cuando Alá ya ha perdonado todos tus pecados, los del pasado y todo los que puedas cometer en el futuro?” Y él respondía, “¿No debería ser un siervo agradecido?”
Con este ejemplo del Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, ¿Cuál debería ser nuestra actitud cuando escuchamos sobre el Paraíso y el perdón por los pecados de aquellos quienes realizan el Hajj? ¿Quiere decir que después de Hajj podemos caer nuevamente en toda la desobediencia que llevamos al Hajj? ¿Significa que somos prometidos Janna (El Paraíso) no importa que pecado cometamos después del Hajj? Muchas personas piensan que esto es el caso pero esto es una suposición peligrosa.
Encontrarán en muchos de los Hadith con respecto a las virtudes del Hajj, el término Hajj Mabrur. ¿Saben lo que significa Mabrur? Significa un Hajj aceptado. Un Hajj que es Mabrur es uno durante el cual Alá, Glorificado sea el Altísimo, no es desobedecido ni mientras ni después. Otros han dicho que un Hajj Mabrur es uno que es aceptado, y el signo de su aceptación es que la persona regresará en un mejor estado que cuando se fue, y que descontinuará los pecados que estaban entre él y Alá, Glorificado sea el Altísimo.
Una vez observé a un grupo de peregrinos con toda su parafernalia. Pintado en sus camisetas y gorras estaban las palabras ‘¡Hajj Mabrur 1997!’ Recordé cuando Ibn Omar estaba moribundo en su cama y su hijo le recordó sobre todas las buenas obras que él hizo con el Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, y sus compañeros. Él le dijo, “¡Callad! ¿No sabes a quién Alá le acepta? Ciertamente Alá sólo acepta de los que son temerosos de Dios (Al-Mutaqun).”
Cuando Ali ibn Al-Husain, que Alá este contento con ellos, se vistió con las telas de Ihram y se sentó sobre su camello en preparación para el viaje a Meca, su cara cambió de color, su piel se estremeció y lloró, no pudiendo decir el Talbiya (El llamado de Hajj), Labaik Aláhuma Labaik. Alguien le preguntó, “¿Qué sucede?” Y el contestó, “Tengo miedo de que cuando lo diga, la respuesta será, ‘La Labaika wa La Sa’daik’ (Que nunca hayas venido y que nunca obtengas felicidad).”
Con ese espíritu, marchemos hacia delante buscando la misericordia de Alá, Glorificado sea el Altísimo, y su perdón, hasta llegar a la primera casa de Alá, Glorificado sea el Altísimo, en la tierra hacia el Hajj.
Durante el Hajj del 1996, a lo mejor escucharon sobre la multitud del Jamarat donde murieron casi 600 personas. Era el tiempo de Dhuhr (la plegaria del mediodía) y yo estuve sentado ahí desde la mañana temprano esperando el mediodía para arrojar mis piedritas. Como 30 minutos antes de Dhuhr un oleaje de personas, como dominós, cayó sobre nosotros. Anteriormente, yo me había dicho a mí mismo que sí surgiera alguna emergencia, brincaría encima de un autobús o cualquier otra cosa alta para escapar la muchedumbre. Ahora vi a la gente haciendo eso mismo y sabía que esta era la situación que temí. Mi amigo dijo, “¿Qué hacemos?” Con un vistazo hacia el mar de gente supe que no había manera de cruzar al lado opuesto de la multitud así que contesté, “Ir y arrojar nuestros Jamarat.”
Gente murió ese día. Sirenas de ambulancias tronaban y helicópteros resonaban en el cielo. Durante el dolor y el agotamiento, y perdiendo a mi amigo, me senté inclinándome en la espalda de una hermana, y ella inclinándose en la mía. Ni siquiera nos dimos cuenta de lo que estábamos haciendo. Experimenté lo que el Profeta, que la paz y bendiciones de Alá sean sobre él, quiso decir cuando dijo que en el Día del Juicio la gente estarán desnudos y Aisha, que Alá este contento con ella, le preguntó, “¿Pero las mujeres y los hombres no se mirarán?” Y él le contestó, “Aisha, el asunto (del Día del Juicio) es más severo que eso.”
Vi a 3 hombres buscar ansiosamente a su amigo y yo sólo me quede sentado observándolos. De repente sus caras explotaron en alegría, “¡Ahmad! ¡Ahmad!” llamaron, y uno de ellos no pudo controlar su felicidad y lloró y lloró.
Cojeando de regreso al Kaba, encontré un lugar con árboles sombreados y un patio alfombrado dirigiéndose a una villa. El dueño, un señor mayor, estaba de pie mirando mientras la gente pasaba. Y yo lo miraba a él.
Gente iba a donde él estaba para rogarle por un vaso de agua. Él rápidamente les traía el agua más fría que tenia. Ellos en cambio rezaban por él de todo corazón. Yo sabía que tipo de súplica hacían porque yo estaba sintiendo la misma sed que todos ellos. Cuando el señor veía a alguien enfermo, se levantaba de un salto, dirigiéndose a la calle para invitarlos a entrar, ofreciéndoles una cama y comida para relajarlos.
Yo me sentí tímido al principio, pero la sed se apoderó de mí y le pedí agua. Había estado en ese patio por bastante tiempo y cuando le pregunté, él se dio cuenta que no me había ofrecido nada. Corrió adentro y no sólo me trajo agua, sino también unos paquetes de jugos de fruta. Pensé en este hombre mientras regresaba al Kaba. Si un ser humano era tan misericordioso con esta gente que habían venido al Hajj, esta gente que vinieron por ninguna otra razón que por decir “La ilaja il Alá” (No hay deidad que merece adoración excepto Alá), ¿Cuánta misericordia les demostraría Alá, Glorificado sea el Altísimo, a estos peregrinos?
Ciertamente, el Profeta dijo, “Y no hay recompensa para un Hajj aceptado excepto Janna (El Paraíso).